Las cadenas del hábito, por lo general, son demasiado pequeñas para poder notarlas, hasta que se vuelven demasiado fuertes para poder romperlas.
Samuel Johnson

domingo, 12 de mayo de 2013

EL PERFUME DE UN ROSAL






La filosofía que ensalza la rentabilidad por encima de todas las cosas, ha convertido a plantas animales y personas, en números u objetos, de los que se saca el máximo rendimiento, perdiéndose la relación entre seres vivos con su riqueza de matices emocionales. Los jardines se han convertido en postales esterilizadas, y los huertos en factorías en donde crecen impregnadas de venenos, plantas débiles, hinchadas de nitratos y con escasos  nutrientes.
Llevados por esta filosofía, dedicamos tanto tiempo a obtener dinero para conseguir las cosas que “es normal tener”, que no nos queda un espacio para encontrarnos con nosotros mismos. La aceleración de la vida moderna, el consumo y la búsqueda compulsiva del placer, nos llevan frecuentemente al desencanto, y cada vez es más necesario desandar el camino del materialismo excesivo y recomponer nuestra maltrecha relación con la vida.  
Podemos hacerlo encontrando cotidianamente un espacio de sana relación con la naturaleza. Un espacio donde recuperar la capacidad de encontrar el placer en las cosas más sencillas, casi intangibles y a la vez estimulantes, como el perfume de un rosal, el sabor de un tomate recién cosechado, o los colores del cielo en un atardecer de otoño. Recuperando al tiempo el control de los alimentos que nos nutren y damos a nuestra familia.
            El tiempo del huerto-jardín, está hecho de estas cosas sencillas, y puede ser vivido con el placer, la entrega y la dedicación con la que creamos una obra de arte. Nos permite llevar a nuestra mesa alimentos de consumo cotidiano, recuperando ese “sabor a fresco “de las hortalizas recién cosechadas y puede equilibrar con su tempo pausado el exceso de prisas y estrés de la vida urbana.
Es un medio efectivo para que a pesar de las urgencias omnipresentes,  podamos ocuparnos de las cosas importantes, como son el control sobre lo que comemos, o la reconexión con nuestro hogar ancestral: La naturaleza

Jesus Arnau



Jesus Arnau

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