Las cadenas del hábito, por lo general, son demasiado pequeñas para poder notarlas, hasta que se vuelven demasiado fuertes para poder romperlas.
Samuel Johnson

miércoles, 18 de junio de 2014

El sentido del asombro


Rachel Carson, hizo historia en el mundo ambientalista con su libro "La primavera silenciosa" 1962, en el que denunció el uso indiscriminado del  DDT, señalando sus dañinas consecuencias para la salud pública y la naturaleza.

“ Era una primavera sin voces. En las madrugadas que antaño fueron perturbadas por el coro de gorriones, golondrinas, palomas, arrendajos y petirrojos y otra multitud de gorjeos, no se percibía un solo rumor, sólo el silencio se extendía sobre los campos, los bosques y las marismas”.
¿Qué es lo que ha silenciado las voces de la primavera en incontables ciudades de Norteamérica?”

Con esta pregunta que sugiere que usando indiscriminadamente los plaguicidas hemos exterminado las aves y los insectos, comienza la primavera silenciosa que tras 50 años sigue siendo un best seller. La posibilidad real del escenario que describió Carson conmocionó a la sociedad norteamericana de los años 60.
El revuelo que produjo esta publicación provoco la aparición del ecologismo moderno y los grupos conservacionistas.

El libro El sentido del asombro, fue en origen un artículo que le encargó la revista woman´s home companion, que lleva por título “Ayuda a tu hijo a asombrarse” que después se llamó “El sentido del asombro”.
El sentido del asombro es un libro de reflexiones y experiencias a lo largo de su vida cuidando a su sobrino Roger. Rachel que nunca se casó ni tuvo hijos partió de lo que ella más amaba y disfrutaba para entretener a su sobrino: pasar horas cerca de los bosques y el mar de Maine. Cuando Roger tenía tan sólo 20 meses empezaron sus aventuras juntos. La acogida sencilla y entusiasta de la naturaleza por parte del niño cautivó a Carson. La fuerza de las olas, el ruido del viento, el olor del mar, la oscuridad de la noche, nada producía temor al niño más bien todo lo contrario.
La capacidad de asombrarse se tiene desde muy niño. Todos los que hemos estado con algún bebé o niño pequeño vemos el estado natural de este sentido. El asombro provoca lanzarse a descubrir un mundo porque fascina y al tiempo se percibe como algo que no es ajeno. Carson reconoció este sentido del asombro como el original para acercarse al mundo. De esta experiencia nació su certeza de que una vez despertado, este se convierte en una necesidad para disfrutar la naturaleza y la propia vida.
Rachel Carson no tenía ninguna pretensión de enseñar a su sobrino toda su ciencia o clasificación taxonómica. Quería simplemente que surgiera el “wonder” (En ingles “The sense of wonder”). Esta palabra en inglés tiene una doble acepción; la de sorprenderse y la de preguntarse. Esta feliz integración de los significados en una misma palabra en inglés, refleja el proceso natural que sucede. Al maravillarse uno se conmueve siempre y surge naturalmente multitud de preguntas que requieren conocer más, como el niño pequeño reaccióna ante la naturaleza; todo lo quiere tocar, todo lo que saber y todo lo pregunta.

 Carson intuyo que este sentido natural, que todos poseemos, iba a mermarse ante el avance de una tecnología que tendía a separarnos del contacto con la naturaleza. Ella sospecho que aquella época que le tocó vivir cuando se crecía al aire libre, iba a tener los días contados. El tiempo en el que la naturaleza era parte del hogar, los niños jugaban a bañarse en el río, construían cabañas en el arbol y se tumbaban en campos de trigo, estaba próximo a acabarse. Es por eso que Carson vio imprescindible cultivar el sentido del asombro.
El método de Carson consiste en que un adulto acompañe al niño en la aventura de descubrir las maravillas de la naturaleza. ¿O tal vez el niño sirve de lazarillo al adulto que se ha vuelto ciego a ese sentido del asombro ante las maravillas de la naturaleza. Ese don que supone un inagotable antídoto contra el aburrimiento y el desencanto que vendrán en años posteriores. La esteril preocupación por problemas artificiales y el distanciamiento de la fuente de nuestra fuerza : La belleza innata del mundo y la  naturaleza
Sólo el estupor, y la fascinación que nos hace sentir, provoca el conocimiento y cuidado de la naturaleza. Lo demás es lo de menos.
Carson nos recuerda que desligar conocimiento y afecto ante la maravilla de la naturaleza no conduce a mucho.
Para Carson lo esencial es estar: estar atentos, saber ver, dejarse asombrar, preguntarse. Para no anular nuestro propio sentido del asombro y por tanto el de nuestros hijos o nuestros estudiantes. Posicionarnos una y otra vez ante la naturaleza y lo que nos rodea con el sentido del asombro que ya poseemos.

Es un libro que rezuma sensibilidad belleza y amor por lo que dice y escribe y el que lo lee queda rendido ante tanta ternura.

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