Las cadenas del hábito, por lo general, son demasiado pequeñas para poder notarlas, hasta que se vuelven demasiado fuertes para poder romperlas.
Samuel Johnson

miércoles, 8 de julio de 2015

Plagas. Dos preguntas trampa

La psicologia del horticultor convencional parece reflejar una cierta tendencia a esquivar responsabilidades.
Con toda su ilusión escoge sus semillas, siembra trasplanta, riega abona escarda y de repente cuando menos lo esperas: UNA PLAGA¡¡¡
Y entonces de forma automática como si ya estuvieran ahí preparadas emergen dos preguntas con tufillo escapista
1º.-La primera es una queja victimista del inocente injustamente tratado: “¿Dios mio pero que he hecho yo para merecer esto?. O para los no creyentes: ¿Porque tengo tan mala suerte?”. Y los dos enfoques obvian el papel fundamental que el horticultor tiene en el evento y se sacuden la responsabilidad, endosándosela a Dios o a la mala suerte que puede venir de cruzarse con un gato negro, o dejar una tijeras abiertas. Todo muy científico.
2º.-La segunda es una respuesta emocional de la victima y lleva una carga importante de resentimiento.—A ver como mato este bicho.—O de justa venganza. Como cuando en una película americana nos retratan un malo tan malo que cuando por fin el bueno lo machaca disfrutamos como cerdos. Queremos ver aquel gusano criminal retorciéndose de dolor por el fango pagando por sus malas intenciones que seguro tiene.

Si en vez de reaccionar como hemos aprendido, nos paramos un momento y pensamos, nos daremos cuenta de que casi todo lo que le pase a nuestros cultivos tiene que ver con nuestras elecciones. El sustrato, el bancal, la orientación, el riego, la variedad y especie, la escarda y demás mantenimiento…..etc, etc…
Entonces la primera pregunta debería ser en buena lógica:
1ª.—¿Me he equivocado en algo? Y a partir de esa pregunta de un modo natural, buscamos información y la ponemos a prueba y asi se abre la posibilidad de que en base al antiguo método científico de rectificar sobre el error, no repitamos el ídem que nos ha llevado allí.
La segunda pregunta sería una continuación natural de recoger información y enterarnos de que los parásitos solo tienen una oportunidad cuando un desequilibrio debilita las defensas de las plantas o las lleva a tener en la savia compuestos simples de nitrógeno que ellos pueden aprovechar.
2º.—¿Como hago para que la planta esté fuerte y no tenga alimento para parásitos?


No es mala suerte ni tiene que ver con Dios y mucho menos tiene un gusano la intención de perjudicarte. Solo se trata de sentido común.

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